En el marco de la Conferencia de Naciones Unidas para el Desarrollo Sostenible ó “Río+20”, las organizaciones de economía solidaria y comercio justo de América Latina y el Caribe, reunidos en nuestro V Encuentro, compartimos nuestras preocupaciones sobre el deterioro del medio ambiente y la sustentabilidad del planeta, afirmamos nuestro enfoque y práctica de una economía al servicio de las personas en armonía con la naturaleza, planteamos las siguientes preocupaciones y propuestas al movimiento social y a los gobiernos.
Luego de 20 años de la llamada Cumbre de la Tierra
Constatamos el incremento de problemas socioeconómicos y ambientales en el mundo, ocasionados por la voracidad del capital y por la irresponsabilidad de algunos gobernantes y líderes que aceptan y defienden un sistema que genera pobreza, exclusión, inequidad, autoritarismo y deterioro irreversible de la naturaleza. Expresión de ello es el desempleo y la precarización de las condiciones de trabajo, el incremento de las diferencias en la acumulación de la riqueza, el sobreconsumo ejercido por una minoría, que excede las capacidades de dotación y regeneración de recursos del planeta.
A pesar de haber avances en la normatividad medioambiental, en cumbres y eventos posteriores, esto se ha quedado en declaraciones y buenas intensiones, sin concretarse en leyes y acciones vinculantes en muchos países. Sin embargo, la sociedad civil organizada, ha desarrollado diversas iniciativas en defensa del medio ambiente y el desarrollo de una mayor conciencia ecológica, siendo los pueblos originarios los que han marcado una perspectiva integral de relación con la naturaleza.
La Cumbre Río + 20 y su propuesta de “economía verde”
Las autoridades nacionales y multilaterales que se reunirán en la conferencia oficial “Río + 20”, del 20 al 23 de junio, no están evaluando los acuerdos asumidos hace 20 años ni cómo encarar seriamente las causas de la actual crisis mundial. Su foco de la discusión es un paquete de propuestas llamado engañosamente “economía verde” y la instauración de un nuevo sistema de gobierno ambiental internacional que lo facilite. Se trata de una propuesta que pretende someter todos los ciclos vitales de la naturaleza a las reglas del mercado y al dominio de la tecnología, profundizando la privatización y mercantilización de la naturaleza y sus funciones, aumentando los mercados financieros especulativos como los mercados de carbono, de servicios ambientales y de compensaciones por biodiversidad.
Los gobiernos y las entidades multilaterales responsables de esta situación no asumen ninguna autocritica sobre el incumplimiento de los acuerdos de Río 92 y conferencias posteriores. Por el contrario, se reafirman en la vigencia de una economía basada en el extractivismo y los combustibles fósiles, mantienen los patrones de consumo y producción industrial depredadora de los recursos naturales y explotadora de mano de obra barata, alimentando el mito de que es posible un crecimiento económico infinito.
Así como en el pasado impusieron la llamada “Revolución Verde” que promovió un sistema alimentario agroindustrial, que es uno de los mayores factores causantes de las crisis climáticas, ambientales, económicas y sociales, favoreciendo los intereses de las grandes corporaciones del agronegocio en desmedro de la producción local, campesina, familiar e indígena. Ahora, pretenden ampliarla promoviendo los transgénicos, los agrocombustibles, la nanotecnología, la biología sintética, la vida artificial, la geoingeniería, la incineración y la energía nuclear, entre otras, las cuales son presentadas como “soluciones tecnológicas” a los límites naturales del planeta y a las múltiples crisis, sin encarar las verdaderas causas que las provocan.
La economía solidaria al servicio de las personas y el respeto del equilibrio de la naturaleza
La economía social solidaria, es uno de los paradigmas alternativos de ordenamiento económico y social, donde el ser humano se realiza en relaciones de respeto y justicia con otros seres humanos y convive de manera armoniosa con la naturaleza. Es una forma de producir, intercambiar, consumir y financiar, basada en valores de reciprocidad, cooperación y equidad. Se orienta a la satisfacción de las necesidades sociales, a la justicia en los intercambios económicos, al respeto del medio ambiente y de la diversidad cultural.
La economía solidaria busca impulsar procesos de desarrollo desde los espacios locales, centrados en el desarrollo de capacidades propias de las personas, grupos, organizaciones y comunidades que habitan en una determinada localidad, para hacer frente a sus problemas y satisfacer sus necesidades, y controlar crecientemente sus propias condiciones de existencia, aprovechando los recursos presentes. En ese sentido, se afirma en la capacidad de autogestión de sus integrantes y propende hacia una justa distribución de los excedentes, practicando la más amplia democracia en las decisiones, la equidad de género en las relaciones y el respeto a la diversidad y a las diferencias.
La economía solidaria promueve el derecho a la propiedad individual y colectiva de los bienes productivos, especialmente de los pueblos indígenas, defendiendo el uso y preservación de los bienes comunes. Trabaja por la generación de marcos legales que reconozcan el papel de la economía solidaria en el desarrollo de las sociedades, la protección social a todas las personas miembros de la sociedad, incluidos los que no están en la economía formal.
Somos parte del movimiento social que lucha por justicia, democracia, derechos de las personas y de la naturaleza
La economía solidaria se reconoce como parte integrante del movimiento social que lucha por la defensa de los derechos humanos en su integridad, trabaja por lograr la soberanía alimentaria y el respeto a la diversidad del ecosistema y de las culturas de los pueblos, Compartimos con otros movimientos sociales la defensa del derecho a la tierra, el agua y otros bienes comunes que dan sustento a la vida y que posibilitan el desarrollo desde los territorios.
Apostamos por la transformación del sistema educativo, para que esta se oriente hacia la realización integral de las personas, desarrollando procesos de aprendizaje participativos, creativos, holísticos en los que se fortalezcan valores, culturas de respeto y amor hacia todas las formas de vida, rompiendo con lógicas de pensamientos hegemónicos.
Proponemos luchar en conjunto por el derecho a la soberanía alimentaria de todos los pueblos del mundo, sin la intervención impositiva de las corporaciones agroalimentarias y farmacéuticas en las políticas gubernamentales. Avanzando en el rescate de técnicas productivas ancestrales y el fortalecimiento de estas, según las características de cada territorio y cultura, recuperando, reproduciendo e intercambiando semillas criollas, recuperando la vida de los suelos, eliminando productos agroquímicos, protegiendo la biodiversidad frente a los monocultivos y productos transgénicos.
Llamamos a fortalecer, diversificar y sumar a más actores de la sociedad civil a las experiencias y sistemas de comercio justo y solidario que buscan intercambios que respetan los derechos de productores y consumidores en armonía con la naturaleza, así como sistemas financieros sociales, solidarios, alternativos, que no solo dependen de la moneda papel, que no están basados en el modelo especulativo, permitiendo un financiamiento alternativo global.
Demandamos de los Jefes de Estado, reunidos en la Cumbre Río + 20
Pedimos a los representantes de los gobiernos del mundo, reunidos en la Cumbre oficial de Rio+20 que asuman autocríticamente su responsabilidad en el incumplimiento de los acuerdos adoptados en la Cumbre de Río 92. Retomen y profundicen dichos acuerdos, rechazando las propuestas de mercantilización de la vida expresadas en la mal llamada “economía verde” y no permitiendo la creación de una agencia que pretende administrar a través de un fondo las políticas medioambientales en el mundo.
Exhortamos a que asuman su responsabilidad frente a la crisis económica y ambiental que se vive en el mundo, generando sistemas de producción y consumo que respeten el trabajo digno, que promuevan el equilibrio ecológico y la sustentabilidad del planeta, el derecho de los ciudadanos a proveerse de productos y servicios que no afecten su salud, el derecho soberano de los pueblos a decidir sobre sus propios recursos. Aspectos que se encuentran presentes en la economía solidaria, sistema que promueve la solidaridad y reciprocidad entre los seres humanos y la naturaleza.
Llamamos a que formulen y conduzcan políticas ambientales basada en la participación de la sociedad civil, las mismas que puedan ser evaluadas periódicamente a nivel de los países y en los espacios multilaterales, aquí y ahora, y no esperen otros 20 años, de lo contrario será demasiado tarde.
Río de Janeiro, 14 de junio de 2012
Firmas y/o nombres de los asistentes al V Encuentro.