Fonte: alai-amlatina@listas.alainet.org, por Virginia María Chiesa e Eduardo Rivas

“Nuestro Acuífero Guaraní” es una de las reservas de agua dulce más grandes del planeta y goza de una capacidad para abastecer a la población mundial aproximadamente por doscientos años. Esta cuenca descansa en el subsuelo de los territorios de Brasil, Uruguay, Paraguay y Argentina, países signatarios del Tratado de Asunción del 26 de marzo de 1991 que dio lugar al nacimiento del MERCOSUR y se aloja en formaciones geológicas antiguas que tienen entre 200 y 132 millones de años, época en que aún África y Sudamérica estaban unidas.

Si bien la cuestión medioambiental fue una preocupación para los Estados partes desde el propio origen del MERCOSUR, lo relativo a las aguas subterráneas y al Acuífero Guaraní en particular debió esperar algunos años para ver la luz.

Fue más de once años después de la primer referencia sobre el tema ya citado que la cuestión del Acuífero Guaraní se convirtió en un tema de referencia por parte de los Presidentes del MERCOSUR en sus Declaraciones Presidenciales, que son los lineamientos básicos que éstos trazan para el devenir futuro del proceso de integración regional. Así, el 15 de agosto de 2003, en ocasión del recambio presidencial en la República del Paraguay con la asunción a la primera magistratura del citado país de Nicanor Duarte Frutos, los Presidentes del MERCOSUR tomaron cuenta de la cuestión del Acuífero Guaraní aunque con una vaga referencia en el último punto de la Declaración que firmaron.

A partir de esta reunión extraordinaria celebrada en Paraguay, el tema del Acuífero Guaraní comenzó a tomar mayor relevancia, fundamentalmente por el impulso del Gobierno uruguayo que presentó las “Bases para un Acuerdo de los Estados Partes del MERCOSUR relativo al Acuífero Guaraní”, a través de las cuales procuraba implementar en Proyecto de Protección Ambiental y el Desarrollo Sostenible del Sistema Acuífero Guaraní con el objeto de garantizar su preservación y el uso responsable de sus recursos. En este sentido, por medio de la Decisión MERCOSUR/CMC/DEC. 23/04 se creó un Grupo Ad Hoc de Alto Nivel con el objeto de elaborar un Proyecto sobre el Acuífero Guaraní que desarrollaría su tarea en el transcurso del segundo semestre de 2004.

Pese a que durante el año 2004 el tema del Acuífero Guaraní ocupó la agenda de los Presidentes del MERCOSUR, el tema poco a poco comenzó a perder protagonismo, sin siquiera alcanzar los resultados planteados en ocasión de la ya citada reunión extraordinaria de Asunción del Paraguay. En este sentido, la última referencia, en lo que a Comunicados Presidenciales se refiere, se encuentra en el redactado tras la XXIX Cumbre Presidencial de diciembre de 2005 en Montevideo, donde los Presidentes “Tomaron nota del estado de las negociaciones del proyecto de Acuerdo sobre el Acuífero Guaraní, que consagra principios y criterios que garantizan la soberanía permanente e incuestionable de los cuatro Estados Partes sobre ese importante recurso hídrico transfronterizo, asegurando su utilización racional y sostenible. Asimismo, destacaron la importancia de ampliar el conocimiento técnico y científico sobre el Sistema Acuífero Guaraní”.

Ahora bien, mientras esto ocurría en las Cumbres Presidenciales, los Estados parte del MERCOSUR firmaron un Acuerdo para la consecución del “Proyecto para la Protección Ambiental y Desarrollo Sostenible Integrado del Sistema Acuífero Guaraní (SAG)”, del cual tomaron parte Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay. El citado Acuerdo cuenta con financiamiento del Banco Mundial y su unidad ejecutora es la Organización de Estados Americanos.

Este Acuerdo, del cual tomaron parte los Estados parte del MERCOSUR se desarrolla por fuera del proceso de integración, quien hasta aquí limita su accionar sobre el tema a declaraciones de tipo políticas pero no trabajos en profundidad sobre como vehiculizar esas declaraciones en hechos concretos que garanticen, como señala el “Proyecto para la Protección Ambiental y Desarrollo Sostenible Integrado del Sistema Acuífero Guaraní (SAG)”, que “El Sistema Acuífero Guaraní será preservado de la contaminación y gestionado sobre la base de criterios de uso racional, equitativo y sostenible, teniendo en cuenta las características particulares del recurso y los factores pertinentes”.

Para ello, es necesario avanzar en una gestión conjunta del recurso por parte de un organismo creado en el seno del MERCOSUR y no por fuera de éste, que administre y proteja el Acuífero de una manera global. Sin pretender transpolar experiencias históricas, el ejemplo de la CECA (Comunidad Europea del Carbón y del Acero) puede ser útil para diseñar un modelo de Administración del Acuífero, dado que son muchos los temas en común que tienen ambas situaciones, ya sea por el carácter transnacional del recurso o porque se trata de un recurso natural fundamental para sus poseedores. Sin embargo pese a estas cuestiones coincidentes, hay dos elementos centrales que le dan una particularidad al caso que estamos analizando, en primer lugar el recurso natural del que se trata, puesto que el agua resulta sumamente más importante a futuro de lo que el carbón y el acero representaban a mediados del siglo pasado y, junto a esto, la relación existente entre los Estados que comparten el recurso natural, dado que quienes comparten el Acuífero Guaraní llevan más de 100 años sin conflictos bélicos entre sí.

Dada la “rara” coincidencia entre la desaparición de la esfera pública política de la cuestión del Acuífero Guaraní y la tecnificación de su estudio, financiado por el Banco Mundial fundamentalmente, entendemos que es sumamente importante como ciudadanos procuremos echar luz sobre el tema, para que el “futuro de todos” lo podamos decidir “entre todos”.

En función de lo expuesto hasta aquí, deviene impostergable la adopción de normas mercosureñas que establezcan reglas del juego claras respecto a la explotación sustentable de las aguas superficiales y subterráneas, la referida legislación deberá contemplar la legitimación activa de las generaciones futuras, el control social y la participación ciudadana que son herramientas fundamentales para la preservación y el mantenimiento del mencionado recurso.

A los fines de llevar a cabo dicha labor, consideramos necesario un cambio radical de actitud por parte de los ciudadanos, quedando a cargo de cada Estado orientar al usuario sanitario para asegurar una mejor utilización del agua, reduciendo el derroche, aumentando el compromiso de la comunidad con el medio ambiente y por medio de la educación, estimular una conciencia universal acerca de los peligros que nos amenazan, ya que de los datos analizados es claro que el agua dulce constituye un medio escaso de supervivencia.

En este sentido, entendemos conveniente que los Estados mercosureños adhieran a la Convención de Aarhus de Dinamarca de 1998, sobre el acceso a la información, participación pública en procesos de toma de decisiones y acceso a la justicia en problemas ambientales para garantizar de esta manera un mayor involucramiento de la ciudadanía en las cuestiones relativas al ambiente.

* Texto completo en: http://alainet.org/active/16422

– Virginia María Chiesa es Abogada (UNR) – Rep. Argentina. Alumna de la “Maestría en Sistemas Ambientales Humanos”, Centro de Estudios Interdisciplinarios (UNR). Autora del libro: “MERCOSUR: Un nuevo desafío para la humanidad. La crisis del agua”.

– Eduardo Rivas es Licenciado en Ciencia Política (UBA) – Rep. Argentina y Magíster en Estudios da Unión Europea (UdC) – España. Autor de publicaciones sobre integración regional en Argentina, Brasil, Chile, Bolivia, Ecuador.