Divulgado por Fresia Camacho (fresia.camacho@gmail.com)

A más de 12 años de la realización del Foro Social Mundial, Latinoamérica sigue siendo el escenario de novedades y procesos políticos muy novedosos capaces de alentar en todo el mundo la esperanza de una nueva sociedad, que supere y trascienda al capitalismo dominante. Aunque aún es una incógnita cómo será tratado por los medios de comunicación masivos y globales, es indudable que el 1er Congreso Latinoamericano de Cultura Viva Comunitaria, que se va a realizar a mediados de Mayo en la ciudad de La Paz, Bolivia, se convertirá en otro hecho de magnitudes históricas. Las redes sociales ya lo están preanunciando como una suerte de terremoto festivo global en el campo de la cultura y el espacio público ciudadano.

Se espera que lleguen a la capital latinoamericana cerca de 2 mil activistas, varones y mujeres, en su mayoría jóvenes, integrantes de colectivos artísticos y de comunicación popular de todos los países del continente (grupos que vienen desde México DF, Medellín, San Pablo o Tierra del Fuego), provenientes de Redes y Organizaciones de la Cultura Viva Comunitaria (Centros Culturales, Bibliotecas Populares, de Teatro Comunitario, colectivos de muralismo, arte callejero, Circo social, Música, Danza, Cultura Digital, Software Libre, Hip-hop, Radios y canales de TV comunitaria, Puntos de Cultura, Escuelas populares de Arte y transformación social, entre otras).

Lo que venía organizándose como un evento importante, ha ido tomando características épicas, porque se descuenta que en las movilizaciones y caravanas culturales previstas, la participación popular de la población de La Paz (que bulle de comparsas y expresiones de arte callejero urbanas y de pueblos originarios) puede ser altamente masiva; un vistazo a los tradicionales festejos de los Carnavales de Oruro o La Paz sirven como muestra.

Es necesario detenerse en el tema de las Caravanas; si quien lee estas líneas cree que todos los integrantes de los colectivos que asisten al Congreso vendrán por medio de transportes públicos aéreos o terrestres, se equivoca. Cerca de 700 llegarán en 5 “Caravanas” (provenientes del sur: Argentina, Uruguay y Paraguay; de Brasil, de Lima, de Colombia y Costa Rica!) formadas por Carrozas, escenarios ambulantes y vehículos decorados por artistas populares comunitarios de todo el continente. Es la corporización de una “road movie” alucinante, plagada de símbolos impactantes de la Cultura Popular, como es el caso de La Gran Marcha de los Muñecones de Lima, que participarán también de este Encuentro.

En el transcurso del último mes, por fuera de lo planificado previamente, se han incorporado a la programación del evento un Encuentro Latinoamericano de Hip Hop, una mesa de Universidades Latinoamericanas, un Festival de Cine y Lenguajes Audiovisuales y hasta un Encuentro sobre los procesos Constituyentes en el continente ligados a los movimientos culturales. Pero esto es sólo el comienzo.

El gobierno del Estado Plurinacional de Bolivia, en la figura del Presidente Evo Morales, va a participar del evento y ya se habla del lanzamiento de la primera “Política Pública” nacional de apoyo a las Culturas Vivas Comunitarias en Bolivia, justamente el día Mundial de la Diversidad Cultural, el 21 de Mayo.

¿Cuáles han sido las claves para que este Congreso concitara tantas expectativas y esperanzas? ¿Qué perspectivas pueden abrirse en los debates sobre la Cultura Popular, la participación y los modelos de Desarrollo que están en discusión en el continente?

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Una realidad que florece

Las organizaciones y colectivos culturales comunitarios en Latinoamérica son ya una realidad inocultable y presente. Se estima que son más de 120 mil en todo el continente, ya se traten de radios, grupos de teatro, fanzines, museos barriales, bibliotecas, fiestas populares, circo…no existe ningún lugar en el continente, ya sea una gran ciudad o una pequeña comarca o paraje, en donde no existan estos grupos activos que, a través del juego de la creación cultural o comunicacional, buscan conmover el espacio público de sus lugares y convocar a la participación. Pueden ser pueblos originarios, o grupos suburbanos, jóvenes o abuelos, pero tienen en común que su acción no persigue fines de lucro, lo hacen por el solo gusto de celebrar la proximidad con los otros. Y lo logran. Más de 200 millones de latinoamericanos participan de estas actividades culturales comunitarias en repetidas ocasiones durante cada año.

Uniendo y mezclando

En el continente, frente a la indiferencia de los sistemas instituidos de la Cultura, los procesos de articulación de estos colectivos fueron adquiriendo una mirada común; y en los últimos años, esa visión se hizo más nítida y provocadora. Es que, sin importar el lenguaje que cada iniciativa utiliza, todas comparten su carácter de ser expresiones colectivas y culturales de una sociabilidad distinta. Las distintas y novedosas redes dieron forma a la Plataforma Puente Cultura Viva Comunitaria, que centró sus esfuerzos en dar cuerpo a una campaña continental que señale que estos grupos deben ser reconocidos por la esfera de lo estatal, y ser objetos del apoyo público y económico de los gobiernos. Como dicen sus documentos, “no desarrollamos una actividad privada, sino una vocación pública no estatal, que pugna por otra vivencia del espacio compartido”[1]. Señalan que si la UNESCO recomienda que las áreas de Cultura deben recibir el 1% de los Presupuestos Nacionales, las expresiones comunitarias organizadas del Arte, la Cultura y la Comunicación merecen por lo menos un décimo de esos recursos, es decir, el 0,1% de los Presupuestos Nacionales. Una rápida mirada sobre el quehacer de estos grupos justifica la demanda; mientras miles de jóvenes de todos los barrios y suburbios de Latinoamérica encuentran en estas iniciativas (radios, murgas, escuelas populares de arte) un lugar de aprendizaje y expresión opuesto a las ofertas de la violencia y el narcotráfico, no existe ninguna Ley nacional en el continente que ampare y fortalezca a las “organizaciones culturales comunitarias”. Un despropósito llamativo.

Esta realidad, sin embargo, empieza a transformarse en este encuentro. En efecto, la diputada Jandira Feghali, presidenta de la Comisión de Cultura de la Cámara de Diputados del Brasil, se apresta a coordinar, en el marco del Congreso en La Paz, la inauguración del Parlamento Latinoamericano por la Cultura Viva Comunitaria, una institución en la que habrá legisladores de los 21 estados del continente. Invitaciones distribuidas en todos los países van haciendo prever una presencia importante de diputados regionales y nacionales, así como de funcionarios o integrantes de políticas estatales que ya están avanzando en programas inspirados en estos temas.

La Caravana, la Asamblea, la Comunicación Global

Una mirada sobre el mapa de las actividades ensancha aún más las expectativas. El 1er Congreso Latinoamericano de Cultura Viva Comunitaria arranca con una Caravana bajando desde los barrios de El Alto hasta el centro de La Paz, el día 18 de Mayo. El día 19 está dedicado a una decena de Festivales, presentaciones y talleres que se van a realizar en toda la geografía paceña y de los megadistritos aledaños, precediendo los debates y las definiciones que tomarán forma los dos días siguientes. Para el 21 de mayo por la tarde, se espera la presencia del Presidente Evo Morales, con el antecedente de una serie de reuniones que pueden llegar a dar a luz un avance muy importante en Bolivia respecto de todas estas temáticas: el lanzamiento de una “Política Pública” de apoyo a las Culturas Vivas Comunitarias. Y, como si esto fuera poco, el día 22 el Congreso se traslada al Pueblo de Mururata, a vivir una celebración de despedida compartida con la comunidad de Creadores y el último Rey afrodescendiente vivo en Bolivia, don Julio Pinedo.

Semejantes desmesuras, además, van a ser cotidianamente relatadas y difundidas en las redes sociales por un verdadero “ejército” de blogueros, periodistas, videastas y twitteadores latinoamericanos que, desde el 17 de Mayo, en la sede de la Cinemateca Boliviana, emitirán sus comunicaciones en portugués, guaraní, castellano, mapuche, aymara y quechua.

Un debate latinoamericano

Algo empieza a moverse con más ritmo en Latinoamérica; mientras los procesos políticos de cambio desafían a los grandes aparatos disciplinadores, mientras el capitalismo global muestra cotidianamente su rostro asesino y depredador, surge con una fuerza nítida y persistente una energía que nuestros pueblos guardan en una de las acciones que mejor aprecian: la Fiesta.

La Cultura Viva Comunitaria viene a comunicar, seguramente, que hay “poder” como para cambiar el mundo. Esta allí, en la celebración de lo próximo, en esos metros que, en lugar de separarnos del otro, están allí para unirnos, en la calle, en el hogar, en la plaza. Frente a la prédica del individualismo, el extractivismo y la explotación como único camino de desarrollo en nuestra América, el 1er Congreso Latinoamericano de Cultura Viva Comunitaria es, antes que nada, una buena noticia que va ganando.