Por Felipe Portales
El liderazgo de la Concertación debiera explicarle también al pueblo chileno porque varios de sus miembros más destacados han hecho apologías de la obra económica, social y cultural de la dictadura de Pinochet, o han expresado públicamente sus deseos de llegar a extremos aún más neoliberales; sin suscitar siquiera alguna inquietud en el conjunto del conglomerado.
Así tenemos las casi increíbles aseveraciones del Ministro de Hacienda de Aylwin, Canciller de Bachelet y ex senador y presidente del PDC, ALEJANDRO FOXLEY: “Pinochet… realizó una transformación, sobre todo en la economía chilena, la más importante que ha habido en este siglo. Tuvo el mérito de anticiparse al proceso de globalización que ocurrió una década después, al cual están tratando de incorporarse todos los países del mundo. Hay que reconocer su capacidad visionaria y la del equipo de economistas que entró a ese gobierno el año 73, con Sergio de Castro a la cabeza, en forma modesta y en cargos secundarios, pero que fueron capaces de persuadir a un gobierno militar –que creía en la planificación, en el control estatal y en la verticalidad de las decisiones- de que había que abrir la economía al mundo, descentralizar, desregular, etc. Esa es una contribución histórica que va perdurar por muchas décadas en Chile y que, quienes fuimos de algunos aspectos de ese proceso en su momento, hoy lo reconocemos como un proceso de importancia histórica para Chile, que ha terminado siendo aceptado prácticamente por todos los sectores. Además, ha pasado el test de lo que significa hacer historia, pues terminó cambiando el modo de vida de todos los chilenos, para bien, no para mal. Eso es lo que yo creo, y eso sitúa a Pinochet en un alto lugar. Su drama personal es que, por las crueldades que se cometieron en materia de derechos humanos en ese período, esa contribución a la historia ha estado permanentemente ensombrecida”. (Cosas; 5-5-2000)
A ellas podemos sumar la del Director de Comunicaciones de Aylwin, connotado intelectual del PPD e importante asesor de las campañas presidenciales de la Concertación, EUGENIO TIRONI: “La sociedad de individuos, donde las personas entienden que el interés colectivo no es más que la resultante de la maximización de los intereses individuales, ya ha tomado cuerpo en las conductas cotidianas de los chilenos de todas las clases sociales y de todas las ideologías. Nada de esto lo va a revertir en el corto plazo ningún gobierno, líder o partido… Las transformaciones que han tenido lugar en la sociedad chilena de los 90 no podrían explicarse sin las reformas de corte liberalizador de los años 70 y 80… Chile aprendió hace pocas décadas que no podía seguir intentando remedar un modelo económico que lo dejaba al margen de las tendencias mundiales. El cambio fue doloroso, pero era inevitable. Quienes lo diseñaron y emprendieron mostraron visión y liderazgo”. (La irrupción de las masas y el malestar de las elites. Chile en el cambio de siglo; Edit. Grijalbo, 1999, pp. 36, 60 y 162)
En el plano de las ideas y propuestas para hacer más extremo aún el modelo neoliberal impuesto por la dictadura tenemos las expresiones del Ministro Secretario General de Gobierno de Frei Ruiz-Tagle y destacado intelectual del PPD, JOSÉ JOAQUÍN BRUNNER: “Hace rato que el Estado se volvió superfluo en el campo de la producción directa de bienes y servicios. La resistencia a privatizar sanitarias, puertos y empresas como Enami o ENAP, o incluso a revisar el estatuto empresarial de Codelco, son resabios del pasado y forman parte de un desfalleciente imaginario fiscal. Pero hay que aceptar, además, que la producción de bienes públicos esenciales como la educación y la salud admiten también esquemas de organización más variados –privados y comunales- que aquéllos hasta aquí ensayados”. (La Tercera; 16-8-1998)
Asimismo, podemos ver las expresiones del Ministro Secretario General de Gobierno de Aylwin y uno de los dirigentes del PS artífices del proceso de transición, ENRIQUE CORREA, que postuló “el fin de tres grandes mitos con apariencias de dogmas intocables: que nuestra independencia depende de la propiedad estatal de Codelco; que la mayor equidad social depende solamente del mayor gasto público y, por ende, de mayores impuestos, y que podemos transformarnos en un país moderno sin profundizar y abrir nuestro mercado de capitales. Ha llegado el momento de discutir fórmulas que transformen muy profundamente a Codelco, combinando el interés fiscal con formas de participación privada en su propiedad cada vez mayores”. (El Mercurio; 2-3-1999)
También podemos ver esa tendencia -aunque con la excepción para Codelco- del entonces Ministro de Hacienda de Lagos y dirigente del PPD, NICOLÁS EYZAGUIRRE: “En el mediano plazo la tendencia es que el Estado debería deshacerse de la mayoría de las empresas públicas. La única excepción es Codelco, que debiera seguir en manos del Estado”. (Que Pasa; 2-9-2000)
Y, en términos más generales, se percibe lo mismo en las expresiones del entonces designado Ministro de Hacienda de Bachelet, el PPD ANDRÉS VELASCO: “El modelo (económico) ha funcionado muy bien, permitiendo crecimientos sostenidos y bajas en la pobreza. Es un modelo que concita el gran apoyo de la ciudadanía y por eso la Concertación ha sido reelecta. El compromiso es profundizar estas políticas” (La Segunda; 31-1-2006)
¿Qué distingue el pensamiento de estos connotados líderes de la Concertación respecto de los dirigentes propiamente de derecha de nuestro país? ¿Es posible argüir, con algún grado de verosimilitud, que fue el temor el que llevó al liderazgo de la Concertación a seguir desarrollando y profundizando el modelo impuesto por la dictadura? ¿Es razonable esperar que una Concertación conducida bajo estos parámetros no siga profundizando el neoliberalismo en el futuro?